Muchas de nuestras
inseguridades, limitaciones y miedos que nos impiden tener una mejor calidad de
vida, están basadas en estas culpas sin fundamentos. El primer paso para cambiar
esto es aprender a aceptar lo que sí es nuestra responsabilidad y separarlo de
lo que no nos corresponde.
Para empezar a hacerlo, debes
de tener claro que tu principal responsabilidad es todo lo relacionado contigo:
tus palabras, tus acciones, tus decisiones y más allá de todo eso, tus
pensamientos.
La forma en que te tratas a ti
mismo desde tus pensamientos, definirá hasta donde permitirás que la culpa te
domine, y más allá, lo que harás a partir de esa culpa que sientes, ya sea por
algo de lo que eres responsable o no.
En la vida podemos fallar, lo
que marca la diferencia en nuestro crecimiento personal es lo que hacemos a
partir de ese error, ¿estás motivado para corregirlo y continuar, o prefieres
auto-flagelarte el resto de tu vida y vivir con la culpa que al final no
soluciona nada?
Aquí tienes algunas recomendaciones que te ayudarán a identificar si es una culpa justificada o no, y enfrentarla:
- Sé responsable, contigo y con los demás. Recuerda que lo que está en tu poder es lo que dices, lo que piensas y lo que haces, y eso influye en la relación que tenemos con otros. Nuestra responsabilidad recae en las palabras que utilizamos, ¿son palabras de aliento o buscamos lastimar?, y así como nuestras palabras, nuestras acciones también impactan. Seamos impecables con los demás y principalmente con nosotros mismos. No somos perfectos, pero si somos responsables de cómo queremos llevar nuestra vida y cómo nos adaptamos ante las circunstancias que están fuera de nuestras manos.
- Sé humilde, y entiende que no tienes el poder de cambiar la vida de los demás. Esto te ayudará a entender que las decisiones que tomen los que te rodean, el cómo se sienten o lo que hagan con su vida no tiene nada que ver contigo. Ya sabemos que puedes influir en ellos, pero las decisiones que han tomado al respecto lo han hecho ellos, así que las fallas que cometan son su propia responsabilidad.
- Cuida de ti. Cuando eres impecable con tus pensamientos, te valoras y aceptas que la única persona que puede cuidar de tu esencia eres tú mismo(a), te ayudará a discernir y analizar cuando la culpa llegue a tu vida, puedes reflexionar y entender que hay decisiones que debes tomar por tu bienestar y muchas veces eso no es agradable a los ojos de los demás. Recibirás críticas, reclamos, te culparán por tomar decisiones para crecer donde probablemente a esas personas les afecte tu crecimiento; es en esos momentos donde debes asegurarte de que las decisiones son las correctas para ti y no sentir culpa por tu crecimiento personal. Cuando te encuentres en un punto similar, pregúntate si lo que has decidido te hará daño a ti o a los demás de forma física o mentalmente, si no es así, entonces no hay culpa que sentir.
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